La piedra de la fortuna:
En Chincha
por la época en la que el cauce del río Cañete baja su caudal y trae por
consecuencia que las haciendas y chacras que abastecen de frutos y alimentos a
todo el departamento se vean afectadas por la falta del agua, para regar las
plantas.
Vivía un joven campesino de aproximadamente unos 19 años de edad, pero
con un carácter de 25 años, de cabellos
color azabache y tez cobriza con unos ojos marrones como los troncos de los
árboles, pero que reflejaban un gran empeño de superación.
Él
se llamaba Julian Barrios quién últimamente había andado con los ánimos por los
suelos, porque era consciente de que en la chacra en la que trabajaba, el patrón
estaba recortando empleados, ya que la tierra no producía la misma cantidad de
frutos que antes y habían muchas posibilidades de que él pierda su trabajo, por
la poca experiencia que poseía, más él era el sustento de toda una familia.
Una noche de
fogata iluminada por estrellas fugases, Julian decidió ir a ahogar sus penas a
la cantina “El hueco”, pero sin darse cuenta se había embriagado de más hasta
que perdió la noción del tiempo y se le nubló la vista, por lo que decidió
regresar a su humilde morada.
Sin embargo
por cosas que ni el destino puede explicar, en el camino sin darse cuenta cayó
en un hueco de 2 metros de profundidad, que le hizo perder el conocimiento por
unos minutos. Al despertar observó el brillo amarillento de lo que parecía ser
oro, por lo que dio un brinco y guardó todo lo que pudo en sus rasgados
bolsillos.Cuando logró salir del profundo hueco decidió marcar el lugar con unas
piedras para regresar al día siguiente.
Al amanecer del día siguiente, al despertar, pensó de que
todo lo que había pasado la anterior noche había sido producto de su
imaginación, tras la borrachera pero para salir de dudas se fue a fijar a sus
bolsillos y efectivamente encontró oro, por lo que salió disparado como una bala
para ir a contarles a sus amigos; pensando que había encontrado el remedio para
su pobreza. Al principio no le creyeron porque pensaron que todo se lo había
inventado para hacerles una broma, pero al observar la evidencia de inmediato
fueron a recoger varios bolsos y siguieron a Juan hasta el lugar que había
marcado.
Pero al llegar se dieron con la sorpresa de que el hueco ya no estaba
y que las pequeñas piedras que había dejado Juan se habían convertido en una
gran roca que ocupaba la mitad del camino. Por más que intentaron sacarla no
pudieron, todos los intentos fueron en vano, hasta tal punto que hasta ahora
nadie lo ha podido hacer .
Hoy en día los pobladores de la zona aseguran que
ese oro era el tesoro de un gran dragón y que al darse cuenta de que le habían
robado una parte se enfureció y convirtió las pequeñas piedras que estaban en
la superficie del hueco en una roca muy grande y pesada, para que nadie pueda
volver a entrar. Y si alguien logra quitar dicha roca causará que el dragón
desate toda su ira con el pueblo reduciéndolo a cenizas. Es por ello que ya
ningún poblador ha vuelto a intentar a quitar esa roca ni a buscar dicho
tesoro.
POR: ALEXANDRA PORRAS
Muy bien!!!
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